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Al inicio de Reyes, el reinado de Salomón había traído paz, seguridad, un próspero intercambio comercial de ámbito internacional y un magnífico centro de culto. En contraste, al final de Reyes, el pueblo y su rey estaban en el exilio y Jerusalén y el templo estaban en ruinas. ¿Cómo puede ser válida en la actualidad una historia de planes frustrados, contada por un pueblo que ha sido derrotado? ¿Cómo puede equiparnos para ‘toda obra buena’ esta parte de las Escrituras? Reyes puede ser leído simplemente como la crónica de los pecados de algunos monarcas y del pueblo; pero en realidad, es un escrito que va más allá del fallo humano y el juicio divino. Los atisbos de esperanza, la persistencia de los propósitos de Dios y la reacción por parte del pueblo son realidades innegables. Este es un libro capital en el conjunto de la Biblia para recordarnos que Dios está presente en todos y cada uno de los aspectos de la vida, llevando a cabo su misión. De hecho, el día a día es el terreno en el que se nos insta, como pueblo de Dios, a poner en práctica nuestra adoración y a ejercitar la confianza y la obediencia. En base a esa dimensión vital, la lectura de Reyes hace patente su luz.
“La viuda de Sarepta representa a los que proceden de ‘fuera’, a los que no pertenecen a la comunidad, pero que, cuando se les da la oportunidad de responder ante la provisión gratuita de Dios para salvación, creen para nueva vida, mientras que los de ‘dentro’ no están dispuestos a tener la fe necesaria o se muestran críticos a la hora de aceptar a los de ‘fuera’ —situación que se produjo en más de una ocasión en el ministerio de Jesús, y que vivió la propia iglesia en los primeros tiempos—.” (Volume 2, Pages 56–57)
“El mundo actual rebosa de palabras, con comunicaciones instantáneas que bombardean nuestros sentidos incesantemente a través de la vista y del oído, cacofonía que todos experimentamos. Una influencia poderosa en la reacción personal, esto es, a qué vamos a prestar atención y cómo vamos a reaccionar, consistirá en la actitud que tengamos hacia el comunicante y el medio. Sin duda, puede diferenciarse entre el mensaje y el mensajero, pero no separarse: la comunicación tiene como componente esencial la faceta relacional. Esa es la vía y la manera escogidas por Dios para darse a conocer y para manifestar su propósito respecto al mundo, en otros tiempos a través de los profetas, posteriormente a través de su Hijo, y en la actualidad a través de su iglesia.” (Volume 2, Page 66)
“La posterior tradición judía (Josefo y los targumines) identifican a ese hombre como Abdías (1 R. 18:3–4), debiéndose la deuda a un préstamo solicitado para poder alimentar a los profetas que habían tenido que permanecer ocultos.” (Volume 2, Page 145)
“La introducción de la persona de Elías es totalmente inesperada. Todos los demás profetas, tanto antes como después de Elías, se nos presentan mediante la fórmula la palabra del Señor vino a…, o el propio profeta advierte; ‘Esto es lo que el Señor dice’.” (Volume 2, Page 54)