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Los libros de Samuel fueron escritos no como textos académicos, útiles tan solo como material de análisis para expertos, sino como verdaderas narraciones aptas para la gente corriente, y nos ponen en antecedentes de la vida y la historia de Israel. Hablan mayoritariamente a través de historias. Historias verdaderas, de gente real, en situaciones autenticas. Investigar estos libros es apasionante porque las historias en si son apasionantes y se nos llama a penetrar en su interior, esforzándonos por entenderlas, intentando conectar con la mentalidad y los sentimientos de personaje y narrador, descubriendo y experimentando a un Dios que obra. Nos maravillamos ante la sensibilidad y perspicacia de los autores. La maestría desplegada es impresionante. La autora Mary J. Evans nos ayuda a profundizar en este apasionante libro, presentándonos a los diferentes protagonistas del relato, enseñándonos a través de ellos y mostrándonos la forma de aplicar el libro de Samuel a nuestros días.
“Cuando los líderes empiezan a contemplar su liderazgo en términos de estatus y categoría, y no como obligaciones y tareas a realizar, es más que probable que empiecen a fracasar y acaben por dejar de ser, en el auténtico sentido del término, líderes auténticos.” (Pages 275–276)
“Los desfiladeros por los que avanza Jonatán eran de sobra conocidos. A nadie se le habría escapado que la suya era una empresa arriesgada.” (Page 122)
“La poligamia no era práctica común en Israel, pero tampoco era algo insólito, en el caso de un hombre rico, que tomara una segunda esposa, sobre todo si la primera era estéril. El orden de presentación de las mujeres por su nombre en el versículo 2, apareciendo Ana en primera posición para luego, quedar relegada a último lugar, parece sugerir que ella era la primera esposa, aunque también pudiera indicar un interés principal por parte del autor.” (Page 33)
“Esa falta de sensibilidad pastoral por parte de Elí sería más comprensible si obedeciera a la ofuscación momentánea tras el sueño, pero, lo más probable es que indicara negligencia por su parte. Santiago nos advierte que los que se erigen en maestros recibirán ‘un juicio más severo’10 y que todos cuantos asuman responsabilidades pastorales tendrán asimismo que dar cuenta de sus fallos.” (Page 38)
“Saúl había sido ungido para que librara al pueblo de Dios ‘de la mano de los filisteos’ (1 S. 9:16), pero lo cierto es que había fracasado en el empeño. A David se le encomienda ahora idéntica misión (2 S. 3:18). Surge, pues, de nuevo la misma cuestión de si David tendrá éxito donde Saúl fracasó. Esta vez, la respuesta inicial es mucho más positiva.” (Page 247)