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El misterio de Cristo

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Reseña

El autor hace justicia al contenido de cada párrafo que comenta, analizando su significado original y, sobre todo, buscando la aplicación práctica a nuestra situación. Nos hace ver la pertinencia del mensaje de Colosenses a la escena religiosa en que vivimos en la actualidad. Una situación caracterizada por un ansia de experiencias emocionantes, místicas y cuasiesotéricas en las que la centralidad de Cristo se ha sustituido por una pretendida obra del Espíritu Santo y que aboca, inevitablemente, a un subjetivismo que milita contra la verdad objetiva de la Escritura. Aunque humildemente calificado por su autor como “una serie de meditaciones breves”, objetivamente hablando no puede por menos que calificarse como un comentario en toda regla a la epístola a los Colosenses.

Top Highlights

“Dios no puede ser conocido aparte de Jesucristo, y cualquiera que piense que no necesita a Jesús para conocer y adorar a Dios está grandemente equivocado. Cualquier dios que no sea el Dios que se revela a sí mismo en Jesucristo es una ficción de la imaginación o las emociones humanas, un dios a imagen del hombre, el reflejo de los ideales del hombre y de las debilidades del hombre. Ningún conocimiento de Dios es posible aparte de Jesús de Nazaret, nacido en Belén, crucificado en el Gólgota, resucitado de los muertos y ascendido a la gloria: esto es, el Jesús de las Escrituras.” (Page 42)

“En primer lugar, existía la influencia de los judaizantes, que conducía a las nuevas iglesias de origen pagano hacia un legalismo caracterizado por la observancia de prácticas judías, días santos y fiestas (2:11–17), como sabemos que había ocurrido con graves consecuencias en Galacia; y, en segundo lugar, la influencia del ambiente griego, con sus conjeturas filosóficas con respecto a la ordenación del universo, sus prácticas ascéticas y sus creencias supersticiosas (2:8, 18–23).” (Pages 13–14)

“Sin embargo, vino Cristo, el segundo Adán, la imagen perfecta de Dios, la semejanza exacta del Padre. Esta imagen no era simplemente una copia, pues en Cristo, Dios se reveló a sí mismo: ‘Agradó al Padre que en Él habitase toda plenitud’ (1:19).” (Page 42)

“Cuando Pablo habla de la fe ‘en’ Jesucristo, no es meramente una fe dirigida hacia Jesús, sino una fe que se vive en Jesús. Es una fe viva que, por así decirlo, se mueve, se desarrolla y crece ‘en Jesucristo’.” (Page 25)

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