Edición digital Logos
Está basado en Mateo, Marcos, y Lucas, los Evangelios sinópticos. Comenzamos con un breve vistazo al mundo al que Jesús nació. Luego comparamos y contrastamos el propósito de los escritores sinópticos. Nuestro estudio sobre la vida de Cristo es cronológico. Comenzamos con los sucesos de su nacimiento y seguimos el transcurso de su vida, muerte, resurrección y ascensión al cielo. A través de su vida, enfatizamos el contexto de sus enseñanzas y milagros. El contenido está arreglado a modo de ayudar a los estudiantes a aplicar los principios de este estudio a su propia vida y a predicar y enseñar estas grandes verdades a otros.
Este libro es parte de la Colección Fe y Acción (13 vols.). Si estás interesado en todos los títulos, ahorra adquiriendo la colección al completo aquí.
“El huésped en esta parábola llegó a la medianoche. Tal vez estaba viajando de noche porque era más fresco que viajar en el calor del día. Él sabía que su amigo le daría la bienvenida. Pero el dueño de casa fue sorprendido por esta visita. No tenía pan. La gente generalmente cocía su pan cada día. Era una situación embarazosa. Su amigo llegaba de un viaje y tenía hambre. El dueño de casa necesitaba pan. Había solamente una cosa que se podía hacer. Tenía que ver si su vecino le prestaba pan. Igualmente, existen momentos en la vida cuando la necesidad es demasiado grande, o aparece repentinamente para sorprendernos.” (Page 157)
“Dios siempre ha tenido un plan para salvar a la humanidad. Como escribió Juan, *Jesús es el ‘cordero que fue inmolado desde el principio del mundo’ (Ap 13:8). Desde el principio, nuestro Padre celestial vio hacia el momento en que su Hijo vendría a la tierra.” (Page 14)
“C. S. Lewis vio la lápida y dijo, ‘Me imagino que ahora él desea que así fuera.’” (Page 155)
“Su nombre es Jesús porque Él vino a salvarnos del pecado mismo! ¡Su misión no fue solamente la de salvarnos de la paga del pecado, sino también del poder del pecado!” (Page 32)
“‘Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.’ Como ciudadanos del reino de Dios, somos pacificadores en tres maneras. Primero, recibimos la paz de Dios a través de nuestro Señor Jesucristo (Ro 5:1). En esta manera, hacemos las paces entre Dios y nosotros. Segundo, somos pacificadores cuando nosotros, como embajadores, tal como lo fue San Pablo, animamos a los perdidos a aceptar los términos de paz que Dios ofrece (2 Co 5:20–21). Tercero, ¡podemos procurar que haya paz entre los cristianos que están en guerra entre ellos! Debemos hacer las paces con otro cristiano que nos ha ofendido, o al cual hemos ofendido (Mt 5:23–26; 18:15). Por otro lado, Dios puede usarnos para ayudar a reconciliar a dos cristianos que sabemos que no están en paz el uno con el otro.” (Page 53)
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Ali Velasquez A
14/06/2017