Edición digital Logos
Una de las características distintivas de los comentarios de Juan Calvino es que no eran meras disertaciones doctrinales y teológicas para la academia, sino exposiciones de la Palabra de Dios para la congregación de creyentes de la Iglesia donde laboraba. Esto supone una explicación fácil de seguir y aplicada a las necesidades de su contexto contemporáneo. Especialmente el comentario acerca de Sofonías resalta por su tono de exhortación a no confiar en los privilegios que se obtienen de un cristianismo nominal para vivir una vida reprobable, pensando que a pesar de todo Dios nos aceptará tal cual somos. Calvino menciona en su comentario que el nombre la “reforma” se veía manchado y profanado en su día por la vida inmoral de muchas personas que solo de nombre eran cristianos. Al mismo tiempo, nos insta a refugiarnos solamente en la libre gracia de Dios en Cristo para nuestra salvación eterna.
Juan Calvino fue un teólogo, pastor y defensor incansable del cristianismo reformado, considerado uno de los pensadores más importantes en la historia de la iglesia. Sus obras teológicas, comentarios bíblicos, sermones y cartas establecieron la Reforma como un movimiento religioso legítimo en toda Europa. El calvinismo ha generado movimientos y controversias a lo largo de los siglos, y su impacto en revoluciones políticas y teológicas ha sido significativo tanto en Europa como en América. La relevancia de los escritos de Calvino sigue siendo fundamental para la iglesia hasta el día de hoy.
Calvino nació en Francia en 1509 y comenzó su carrera en la iglesia a una edad temprana. Inicialmente estudió para el sacerdocio a petición de su padre, pero luego cambió su enfoque hacia la ley. En 1536, publicó la primera edición de su obra más influyente, Institutos de la religión cristiana. Aunque enfrentó controversias y oposición, su regreso a Ginebra en 1541 marcó un período de gran productividad, donde siguió revisando sus obras y estableció una escuela en Ginebra, ampliando su influencia por toda Europa.
En sus últimos años, Calvino se enfocó en revisar y expandir sus obras, como los Institutos, y en dirigir la iglesia reformada en Ginebra, donde fue clave en la formación de nuevos líderes y el envío de misioneros a otros países. Aunque su salud comenzó a deteriorarse en la década de 1550, su influencia no disminuyó. Murió en 1564, dejando un legado que perduró a través de sus seguidores, instituciones y el impacto que sus ideas continuaron teniendo en el desarrollo del cristianismo reformado.