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La consejería cristiana (o, dicho de otra forma, el abordaje de los pastores, ancianos o líderes a los problemas morales y psicológicos de los miembros de sus iglesias), se ha transformado en una tarea necesaria y difícil a la vez. El «aconsejar» cristiano debe estar al día y tener respuestas para las dificultades que plantea nuestra sociedad contemporánea, pero al mismo tiempo estar fundamentado en las enseñanzas de la Palabra de Dios. Este libro, repleto de principios y técnicas con base bíblica, convertirá la práctica de consejería en algo mucho más racional y eficaz.
“El poner a un lado el Espíritu Santo, o evitar el uso de las Escrituras en el aconsejar es equivalente a un acto de rebeldía y autonomía. Los cristianos no pueden aconsejar aparte del Espíritu Santo, y su Palabra, sin pecar gravemente contra Él y contra el aconsejado. Cualquier contexto de aconsejar que se desentiende de estos elementos deja de ser, de modo claro, un contexto cristiano, por más que se le llame con este nombre, o sea estructurado por un consejero que es cristiano, pero que equivocadamente intenta divorciar su fe cristiana de sus principios y técnicas en el aconsejar.” (Page 20)
“La traducción de Espíritu Santo como «Consolador» es tradicional. Pero, hay buenas razones, sin embargo, para traducir parakletos en los puntos en que aparece en Juan, por «abogado» o un sinónimo, como «consejero», o «ayudador», o «intercesor».5 Juan identifica este Consejero como el Espíritu Santo, el Espíritu de la verdad (esto es, la fuente u origen de la verdad y que lleva a la verdad).” (Page 19)
“ministrar a los hombres y mujeres que sufren las miserias y dolores que arrancan de los pecados personales” (Page 24)
“un conocimiento extenso de las Escrituras, sabiduría divina y buena voluntad hacia los demás” (Page 26)
“. Sin esperanza, no puede comunicar la esperanza y el ánimo que sus aconsejados necesitan” (Page 27)