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La exposición de David Atkinson nos lleva al principio de todas las cosas. Los primeros capítulos de Génesis proclaman el origen del mundo y de la vida humana en él. Estos capítulos de Génesis invitan al asombro: despiertan la maravilla al ver a Dios usando su poder creador, aplicando su misericordia amorosa, su terrible juicio y su esperanza que da vida. El autor sostiene, que estos once primeros capítulos, son realmente una obertura para el resto de la Biblia. Aquí hallaremos los recursos que nos permitirán comprender tanto la grandeza como la lacra innata de los seres humanos contemporáneos. Ésta es la clave de nuestra historia.
“La mujer aún queda más despersonalizada por el hecho de que sólo se refieren a ella en términos funcionales, como progenitora de hijos; ya no es alguien «opuesta pero igual al hombre», sino quizá como una mera «máquina de fabricar hijos».” (Page 123)
“Ver la relación entre Antiguo y Nuevo Testamento es clave para comprender la Biblia.” (Page 10)
“«Unirse» es un verbo que habla de la fidelidad al pacto.” (Page 98)
“Al demostrarnos cómo Génesis 2 y 3 encajan inseparablemente, el escritor expone y explora esa ambigüedad: la maravilla de la vida humana y también su tragedia; la riqueza de esta vida y su muerte; la alegría de la comunión humana afectada siempre por la vergüenza; y la palabra del Dios Creador que ahora se escucha como una maldición en vez de cómo una bendición.” (Page 105)
“La extracción de una parte del hombre para crear a la mujer implica que, a partir de ese momento, ninguno está completo en ausencia del otro. El hombre necesita a la mujer para estar entero, y la mujer necesita al hombre para lo mismo. Cada uno es igual en su relación con el otro. Nada podría dejar más manifiesta la complementariedad e igualdad de los sexos.” (Pages 93–94)