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Juan de Antioquía es más conocido por su apodo Crisóstomo, que significa “boca de oro”, justamente ganado por el éxito y la fama que alcanzaron sus sermones y homilías. Pero su grandeza personal, que ha perforado la muralla de los siglos, va mucho más allá de la elocuencia; la lectura de sus escritos pone de manifiesto una trascendencia de profundo significado para el predicador actual. El lector podrá comprobar por sí mismo con qué maestría, profundidad espiritual y altura teológica Juan Crisóstomo trata un tema tan polémico y espinoso como el del llamamiento pastoral. Este volumen dedicado a Juan Crisóstomo incluye también cuatro de sus más famosos sermones u homilías sobre el discipulado, el arrepentimiento y el perdón en el Sermón del Monte y en los Salmos de David.
“De ninguna utilidad me son vuestros aplausos –decía–; lo que yo quiero es vuestra enmienda’. Y en otra ocasión: ‘La gloria del orador no está en los aplausos de los oyentes, sino en su fervor en el bien.’” (Page 30)
“ clave de la popularidad de Juan de Antioquía no hay que buscarla en su boca, sino en su corazón” (Page 22)