Un sermón misionero

por Archibald Alexander

Editorial:

Editorial Tesoro Bíblico

, 2016

Reseña

En las páginas de Un sermón misionero encontrarás uno de los llamados más conmovedores a la obra misionera. Las palabras expresadas por el pastor Archibald Alexander han trascendido épocas y culturas como una invitación franca, apasionada y bíblica a servir al Señor en la propagación del evangelio de Jesucristo. Una lectura obligada para todo creyente, en particular para aquellos que tienen la fuerte inquietud de compartir la Palabra del Señor con las personas que aún no conocen a Cristo. Es un texto ideal para grupos de estudio, clases de preparación misionera y sermones temáticos en el contexto congregacional.

Características

• Apasionante llamado instando al servicio y la extensión del evangelio en todo el mundo
• Ilustraciones prácticas tomadas de circunstancias históricas concretas
• Referencias bíblicas con aplicaciones que trascienden tiempos y circunstancias

Contents

Top Highlights

“A quien envía, él llama; y a quien llama, califica.” (source)

“de esperar en Jerusalén hasta que fueran investidos con poder de lo alto” (source)

“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (source)

“encarga su comisión a quienes ha escogido para administrar y actuar en su nombre, y por su autoridad, en la tierra” (source)

“impone una obligación en el ministerio y en la iglesia de propagar el evangelio entre los paganos” (source)

Acerca del autor

Archibald Alexander (1772–1851) nació en Rockbridge County, Virginia (EE. UU.). Cursó sus estudios cerca de Liberty Hall y recibió formación académica durante dos años bajo la tutela de William Graham. A los 25 años de edad fue elegido presidente de Hampden Sydney College en Virginia. Al poco tiempo se trasladó a Filadelfia para servir como pastor de la Tercera Iglesia Presbiteriana. Cuando el Seminario Teológico de Princeton abrió sus puertas en 1812, Archibald Alexander se convirtió en su primer profesor de teología, cargo que desempeñó hasta 1840. Entre sus estudiantes se encontraba Charles Hodge, quien más tarde llamaría a su hijo A. A. Hodge en honor a su mentor.